LA PAELLA es quizás el plato más conocido de la rica y variada gastronomía española. Es una elaboración culinaria muy conocida internacionalmente y es habitual encontrarla en las cartas y en los menús de miles de restaurantes de todo el mundo. Pero curiosamente, la mayoría de la gente no sabe cuál es el origen real de este famoso plato.
El origen de la paella, como el de todos los platos de la cocina popular de cada zona, no es más que la mezcla de los elementos que cada pueblo tenía a su alrededor. En la zona de Valencia había y hay (aunque cada vez menos) una rica zona de huerta de regadío que proveía a los habitantes de la zona de verduras frescas. También era habitual criar pollos y conejos para el consumo familiar y la cercanía de la Albufera y sus arrozales cercanos proveían de arroz, y ofrecía además la posibilidad de añadir a la paella, de vez en cuando, alguna carne de caza. Si a esta fabulosa despensa le añadimos el marisco y el pescado de las zonas más costeras, así como el aceite de oliva propio de toda la cuenca mediterránea, ya tenemos todos los ingredientes con los que se realizan la mayoría de las paellas clásicas. Solo nos falta una cosa más, el recipiente para cocinarlas. Y este recipiente no es otro que la paellera (aunque en Valencia paellera es la mujer que hace la paella).
ELABORACIÓN:
- Echamos el aceite en el centro de la paella, la nivelamos, encendemos el fuego y calentamos el aceite.
- Cuando el aceite comienza a humear, incorporamos el pollo y el conejo troceados y ligeramente salados, dorándolos cuidadosamente a fuego medio.
- Es muy importante que toda la carne esté muy dorada, el éxito de la paella depende de esto.
- Añadimos la verdura troceada y la rehogamos unos minutos.
- Hacemos un hueco en el centro de la paella apartando la carne y la verdura. En este hueco incorporamos el tomate, lo sofreímos unos minutos y añadimos el pimentón. Dejamos rehogar un minuto más. Es importante que el fuego sea suave en el momento de poner el pimentón, porque si se quema puede dar un sabor amargo a la paella.
- Ahora echamos agua hasta casi el borde de la paellera.
- Añadimos algo de sal y la dejamos cocer unos 30 minutos, añadiendo más agua si es necesario.
- Seguidamente, hacemos la prueba de sal. El caldo debe estar muy sabroso, ligeramente salado, ya que el arroz, durante la cocción, absorberá parte de la sal. Es una buena idea que el caldo lo pruebe un invitado, así si finalmente la paella está sosa o salada vamos a decir que ha sido por su culpa.
- Incorporamos el arroz. Normalmente un vaso para dos personas.
- Añadimos el azafrán o el colorante sobre el arroz.
- Cocemos la paella en total entre 14 y 16 minutos, primero 7 minutos al máximo, a continuación 4 ó 5 minutos a fuego suave y los últimos 3 ó 4 minutos a fuego muy suave o fuego medio.
Consejos:
- Es costumbre dejar reposar la paella 5 minutos.
- Es habitual decorar la paella con pimientos rojos cortados en tiras y echar aceitunas negras o verdes.
Carmen Estévez
Profesora nativa de español
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